El PVC es resistente a la descomposición ante las condiciones naturales más extremas. Aunque se puede producir una perdida parcial de plastificantes y estabilizadotes, los niveles de concentración en la solución de precolación no constituyen riesgo medioambiental.
El PVC puede aislar hasta 1100 veces mas que otros materiales como el aluminio.
Otros materiales son más contaminantes (tanto en su fabricación como en los productos que utilizan para su conservación o lacados). Incluso respeta mas el medio ambiente que la madera, al evitar talas indiscriminadas de árboles.
El PVC aporta un ahorro energético superior en un 45% al aluminio y en un 15% a la madera.
Reducen las emisiones de CO2 a la atmósfera en un 161% respecto al aluminio y un 52% respecto a la madera.
El PVC contiene un 57% menos de carbono que otros materiales usados en la fabricación de la ventana. En su combustión desprende cloruro de hidrógeno, un gas que, a diferencia de lo que sucede con el monóxido, se huele y produce un ligero picor de ojos y de garganta; pero que no tiene los mismos efectos que produce el monóxido de carbono (la inhalación del gas producido por el carbono puede ser letal).
Debido al contenido en cloro de su molécula que le confiere un carecer ignífugo, genera cloruro de hidrógeno gaseoso que posee una toxicidad inferior a la del monóxido de carbono, gas producido en cualquier combustión de nivel parecido o incluso en ocasiones inferior a los generados en incendios de similares magnitudes que han involucrado materiales tradicionales (por ejemplo de madera).